miércoles, 16 de febrero de 2011

Stephen Roach: "UNA CONMOCIÓN LETAL"

UNA CONMOCIÓN LETAL 

Por Stephen Roach



Antes de que pase este año, todas las regiones del mundo sufrirán los efectos de la recesión. En mi opinión, 2009 pasará a la historia como el año de la primera recesión verdaderamente mundial de la economía moderna. Es cierto que empezó en Estados Unidos en el verano de 2007, con la llamada “crisis de las hipotecas basura ”. Pero había modelos de crecimiento basados en burbujas en un número asombrosamente grande de países, y todas ellas han estallado. 

En Estados Unidos, el crecimiento basado en los activos se centraba en dos áreas de la economía: la actividad constructora y el consumo personal. Hoy, ambos sectores, que en su mejor momento representaban casi el 80% del PIB estadounidense, sufren una debilidad sostenida. 

Eso hace que las economías asiáticas, que dependen de las exportaciones, entren en la ecuación. En efecto, crecieron gracias a burbujas de exportación que, a su vez, dependían de la burbuja de consumo de Estados Unidos. Asia también contó con la ayuda de unas divisas claramente infravaloradas. Y, para mantener sus divisas baratas, países como China tuvieron que reciclar enormes cantidades de reservas extranjeras en activos basados en el dólar, lo cual contribuyó a suprimir los tipos de interés estadounidenses y sostener precisamente las burbujas de crédito y de activos que alimentaban la economía estadounidense de las burbujas. 

Era un círculo virtuoso que ahora se ha roto. Y, como las economías asiáticas no cuentan con un consumo particular interno que les sirva de apoyo sólido, los riesgos para el crecimiento de la región han empezado a aumentar. 

Lo mismo sucederá, probablemente, con las regiones productoras de materias primas; no sólo Oriente Medio, que depende del petróleo, sino las economías basadas en los recursos de Australia, Canadá, Brasil, Rusia y África. 

A medida que el crecimiento mundial disminuya, también lo hará la demanda de materias primas sensibles a la economía, con la consiguiente corrección de los precios, distorsionados por las burbujas, y de los índices de crecimiento de los principales productores. 

Una segunda megafuerza en activo es la globalización, los vínculos transfronterizos que, durante el último decenio, han adoptado cada vez más la forma de flujos comerciales, de capital, de información y de mano de obra. La propia crisis crediticia consiste esencialmente en un fuerte contagio entre productos, un virus que apareció con las hipotecas basura , pero que se extendió con rapidez al papel comercial respaldado por activos, los valores respaldados por hipotecas y a precios de subasta y otros instrumentos en todos los mercados de crédito. 

Sin embargo, como los ingenieros financieros eran tan aficionados a repartir los complejos productos que creaban, esta situación económica tiene también una dimensión transfronteriza que resulta letal. No es de extrañar que ésta sea la peor crisis financiera en 75 años. 

Impulsada por la confluencia de las conmociones tras el estallido de las burbujas y la fuerza creciente de los vínculos mundiales, esta recesión será probablemente la peor de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Eso quiere decir que tal vez sea más grave que las de mediados de los 70 y principios de los 80. Entonces fueron las agresivas medidas de los bancos centrales contra la inflación las que provocaron unas recesiones profundas. Esta vez, todo ha sido obra de la implosión de unos desequilibrios mundiales basados en burbujas. 

Pero no debemos contar con una vigorosa recuperación (en V) de la recesión mundial pos-burbuja de 2009. 

Sin grandes probabilidades de que aparezca otro consumidor importante para llenar el hueco dejado por Estados Unidos, el mundo, desigual y distorsionado por las burbujas, experimentará una recuperación anémica en el mejor de los casos. Pasará mucho tiempo antes de que el crecimiento mundial vuelva al ritmo de casi el 5% que tuvo en los cuatro años y medio que culminaron a mediados de 2007. Las conmociones de este tipo son mortales para cualquier economía en particular, y mucho más para el mundo en su conjunto.


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