viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión, 19 de Septiembre de 2007

Opinión, 19 de Septiembre de 2007

Situación

Santiago Niño Becerra


“¡No es eso, no es eso!”.

Copio la frase anterior que ya pertenece a la historia. Su autor es José Ortega y Gasset y pertenece a su obra, publicada en 1931, “Rectificación de la República”. Esta frase estalló en mi memoria cuando ayer leí sobre la intervención en el Congreso de los Diputados del Gobernador del Banco de España, el Sr. Miguel Angel Fernández Ordóñez. Resalto una de sus frases referida al estado de la banca española:

“Elevados niveles de rentabilidad, confortables niveles de solvencia y una amplia cobertura de los créditos dudosos acumulados a lo largo de la etapa de bonanza”.

El discurso del Sr. Fernández Ordóñez tuvo un único objetivo: tranquilizar. El Gobernador no buscó informar, ni despejar incógnitas, ni resolver dudas; tan sólo buscó tranquilizar a una opinión pública que no entiende lo que sucede pero que ya está sintiendo que algo, bastante gordo, está empezando a suceder. El problema reside en que quienes pretenden tranquilizar están suponiendo que lo que ya está llegando se basa en lo que ahora estamos viviendo, y eso no es así.

En su contexto, las palabras que el Gobernador del Banco de España pronunció en el Congreso es una verdad meridiana: la banca española ha tenido y tiene elevados niveles de rentabilidad, muestra confortables niveles de solvencia y cuenta con una amplia cobertura respecto a los créditos dudosos acumulados; eso es absolutamente cierto. Lo que sucede es que eso es totalmente irrelevante considerando lo que viene.

Las altas rentabilidades de la banca española, sus sólidos niveles de solvencia, sus extensas coberturas, han sido obtenidas y se han producido en una situación caracterizada por unos parámetros y definida por unos elementos que no son los mismos que van a caracterizar y a definir la nueva situación en la que ya estamos entrando. Estas palabras hubiese sido lógico pronunciarlas durante, por ejemplo, el batacazo de 1987 porque ese fue un batacazo coyuntural, por lo que una banca rentable, sólida y solvente era esencial para superar un batacazo como el de mediados de los 80; pero hoy, la hecatombe que se nos viene encima no es coyuntural, sino sistémica, es decir, lo que está en cambio son precisamente las características y los elementos que determinan el sistema, por lo que esa rentabilidad, solidez y solvencia van a cambiar de sentido y de significado.

Para decirlo de otro modo; el Sr. Fernández Ordóñez supuso en su discurso que la banca va a continuar siendo y significando mañana exactamente lo mismo que es y que significa hoy, por lo que una banca con una elevada rentabilidad, solidez y solvencia pilotará acertadamente la singladura tormentosa que viene (eso, que viene una tormenta pequeñita, ya se admite) y que una banca así estará preparada para el momento posterior a la tormenta; ¿por qué?, pues porque se está dando por supuesto que esa tormenta va a ser otro batacazo coyuntural.

Sin embargo, ya durante la tormenta perfecta en la que vamos a introducirnos y en los momentos posteriores, lo que se irá poniendo de manifiesto será el hecho de que lo que cambiará es la propia concepción de la banca, por lo que los conceptos de rentabilidad, solidez y solvencia, se medirán de otra manera y tendrán otro significado, y algo así no es coyuntural, es una transición sistémica.

La banca hace muchos siglos que existe, muchos, pero nadie negará que la banca de mediados del siglo XVIII en muy poco se parecía a la de mediados del XIX. Pues eso: la banca a la que el Gobernador del Banco de España se refirió era a la del siglo XVIII, y hacia la que vamos es hacia la del XIX.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

No hay comentarios:

Publicar un comentario