viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión, 21 de Septiembre de 2007

Opinión, 21 de Septiembre de 2007

Realidades, augures y manos invisibles

Santiago Niño Becerra


El título: un trinomio prometedor, ¿a qué sí?.

La comparecencia, ayer, del presidente de la FED en el Comité de Servicios Financieros del Congreso USA, a mi modo de ver, y en contra de lo que algunas/os opinan, no defraudó. Mr. Bernanke dijo lo que tenía que decir (no podía decir otra cosa, vamos, de hecho a decir eso fue al Congreso): que los problemas van a continuar y que vienen tiempos duros. Van a producirse más impagos de cuotas hipotecarias, dijo, lo que ocasionará efector adversos para diversas entidades financieras.

En román paladino: como las personas endeudadas no van a mejorar su situación y el precio de los inmuebles va a continuar descendiendo, más personas hipotecadas no van a poder hacer frente a sus deudas, a lo que se añadirá la imposibilidad de refinanciación; y, como, además, las entidades crediticias temen tener problemas de cobro con bancos y particulares, van a cerrar el grifo del crédito, por lo que un chorro de polvo extintor va a caer sobre el ya declinante fuego económico.

Con ser interesante la de Mr. Bernanque, la intervención del secretario del Tesoro, Mr. Henry Paulson fue mucho más substanciosa. El Gobierno USA va a autorizar a las dos principales entidades hipotecarias del país para que puedan operar, transformándolos en títulos, con cualquier préstamo con una cuantía igual o superior a los 417.000 dólares, lo que, en la práctica, equivale a aceptar como financieramente buenos los créditos que superen tal cantidad, lo que, en definitiva, equivale a una autorización para que puedan sacar pasta de cualquier tipo de crédito que supere dicha cifra.

El resto de cosas que ambos han dicho, palabras.

La lectura de sendas intervenciones me ha traído a la cabeza algo que ayer me contó una amiga que el año pasado obtuvo su licenciatura en administración y dirección de empresas en una universidad prestigiosa del reino y que actualmente se ocupa de la gestión de pymes en una oficina de un gran banco español. Ayer, esta amiga me relató que lo que ha podido percibir en las visitas que realiza a las empresas de las que se ocupa y en las charlas con los responsables de esas empresas es que las cosas no van bien, pero lo más substancioso fue el final de su relato, algo que, cuando me lo contó, no me creí. Tuvo que asegurármelo varias veces y sólo porque conozco desde hace muchos años a esa persona me acabé creyendo.

Las responsables y los responsables de muchas de dichas empresas, su personal, es consciente de que algo malo está sucediendo, y lo es porque su cartera de pedidos está yendo a la baja, porque cada vez hay un mayor número de naves en venta en los polígonos industriales, porque los bancos devuelven cualquier tipo de efecto a la primera de cambio, porque las renovaciones de crédito son largas y difíciles; sin embargo, sin embargo, en el fondo están tranquilas/os porque tienen el convencimiento de que alguien está controlando la situación y, al final, hará lo conveniente para reconducirla hasta un buen puerto, por lo que nada terrible sucederá.

¿Se acuerdan de la Mano Invisible de los Clásicos?. Estas mujeres y hombres de empresa creen que existe un ente que vela por el bien en sentido puro, de tal modo que, aunque las cosas se hayan torcido, no permitirá que se degraden más allá de un punto de no retorno. Los Clásicos pensaban que la Mano Invisible guiaba al mercado hacia el equilibrio, estas gentes creen que una entidad desconocida evita los desastres. Insisto, me costó creerlo.

Es decir, el presidente del banco central más poderoso del planeta dice que las cosas van a ir a peor, el ministro de economía del país más potente del mundo dice que va a poderse generar la pasta que sea necesaria, y algunas/os de quienes se ocupan de manejar recursos para generar PIB tienen fe en la existencia de un ente que arregla situaciones torcidas. ¿Qué se les ocurre que puede venir después?. Digan lo que quieran porque, posiblemente, acertarán.

(Supongo que recordarán qué puso fin a la Mano Invisible, ¿verdad?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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