viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión, 22 de Agosto de 2007

Opinión, 22 de Agosto de 2007

Historia

Santiago Niño Becerra


Que no les engañe el título: seguimos con lo mismo.

Viajemos hacia atrás en el tiempo. Entre el año 0 y el año 1000, el PIB del planeta prácticamente no varió, al igual que la renta per cápita; sin embargo, en el período referido, la población mundial se multiplicó por 6.

En el milenio siguiente, entre los años 1000 y 2000, las cosas fueron muy diferentes: mientras que la población mundial se multiplicó por 22, el PIB total aumentó 300 veces; pero claro, la renta per cápita sólo lo hizo 13. Hagamos un zoom de este período.

Como Uds. saben, 1820 es el año en el que, oficialmente, de verdad, de verdad comienza la Revolución Industrial; pues bien, entre el año 1000 y 1820 la renta per cápita creció 1,5 veces debido a que la población aumentó 4 veces. Pero entre 1820 y el 2000, esta situación se revirtió: la población se multiplicó por 5,6 y la renta per cápita por 8,5; claro que la esperanza de vida media del planeta pasó de 24 años en el año 1000, a 66 en el 2000.

Ahora hablemos de países. Llamemos Grupo A a la suma de Europa Occidental, USA, Australia, Nueva Zelanda y Japón, y denominemos Grupo B al resto de países que no pertenezca al Grupo A. En el año 0, la renta total del Grupo A era idéntica a la del Grupo B, y en el año 1000, la del Grupo A era menor que la del B, entre otras cosas porque, en dicho año, Asia sin Japón generaba el 66% del PIB mundial mientras que Europa Occidental tan sólo generaba el 9%. Pero en 1820 eso había cambiado.

En 1820, la renta del Grupo A equivalía a dos veces la renta del Grupo B debido a que Europa Occidental había aumentado su participación en el PIB del planeta al 24% y Asia sin Japón la había reducido al 56%; de hecho, Europa Occidental había multiplicado por 3 la renta real que obtenía en el año 1000.

Cuando llegó 1913, la cosa se agudizó: la renta del Grupo A era 6 veces la del Grupo B, y al llegar 1998, aún se agudizó más: 7 veces. Entre 1820 y el 2000, mientras que la renta per cápita del Grupo B se ha multiplicado por 5,4, la del A lo ha hecho por 19; ¿por qué?, pues porque, entre otras razones, en 1998 Asia sin Japón generó el 30% del PIB del planeta y el Grupo A generó el 46%.

¿Causas de todo lo anterior?, básicamente tres. 1) el proceso colonizador que potencias del Grupo A pusieron en marcha a partir del siglo XVI, 2) el progresivo aumento del comercio internacional y del movimiento de capitales liderados, primero, y mayormente participados, posteriormente, por el Grupo A y, 3) los progresivamente acelerados avances tecnológicos e innovativos desarrollados, mayoritariamente, por el Grupo A.

En el otro lado de este panorama están los miles de millones de personas sumidas en la miseria en países míseros en todos los sentidos. ¿Me puede alguien explicar como es posible, de verdad, no con bonitas y demagógicas declaraciones programáticas, revertir su situación?. Yo, se lo digo sinceramente que no tengo ni puta idea.

Y, por encima de estas cifras, lo que hoy está sucediendo: como ven, un chorrito de leche en una taza de tea (primero la leche, ya saben). (Pero, ¡qué diferente es el tea sin esas gotas de leche!, ¿verdad?). Los sinsabores de hoy, lo que mañana va llegar, serán meros retazos de historia dentro de 500 años; lo que sucede es que el hoy nos está tocando vivirlo a nosotros.

(Los datos base de lo anterior los he sacado de una obra magnífica; está editada por la OECD en el 2002, su autor es Angus Maddison, y su título “The World Economy: A Millennial Perspective”).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramón Llull.

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