viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión, 18 de Septiembre de 2007

Opinión, 18 de Septiembre de 2007

Hoy y ahora.

Santiago Niño Becerra


Ya lo hemos dicho, lo iremos repitiendo.

Estamos viviendo unos momentos, vamos a vivir unos momentos, en los que hay, en los que habrá, que estar literalmente colgados de la información a fin de ‘estar a la última’, y no por moda, ¡que va!, sino por pura supervivencia. Quienes dirigen el cotarro se han propuesto ir soltando con cuentagotas lo que saben: ayer, ‘el mundo iba bien’; hoy, hay problemas que, no obstante, no van a afectar a nada importante; mañana, ¿qué nos dirán mañana?. La intención es clara: que no haya un pánico; ¿sí?; cuando explote todo, el pánico se producirá igual, la diferencia es que, entonces, se podrá echar mano de algo que suele funcionar: el torcimiento de las cosas porque fallaron las medidas correctoras puestas en práctica.

Hoy el dólar USA se está cayendo (ya se ha admitido que no es el euro el que se revaloriza, sino el dólar el que se hunde; cosa que en lacartadelabolsa llevábamos años diciendo), de todos modos, esa caída del dólar es, sólo, relativamente preocupante porque el dólar continúa siendo lo que ha sido desde el fin de la II Guerra Mundial. En 1944, cuando se sentaron las bases de lo que iba a ser el sistema monetario del futuro (el que, en lo esencial, ahora tenemos y que se está muriendo), USA impuso al resto del mundo que el dólar iba a ser la unidad de valor mundial, la unidad de depósito planetario y que todo bicho viviente iba a tener que aceptar el dólar; USA lo impuso y el resto del mundo lo aceptó; y así ha sido: podemos decir lo que queramos sobre lo maravilloso que es el euro, pero hoy, nueve de cada diez transacciones que se hacen en el planeta, se realizan en dólares.

USA se puso dura e impuso sus políticas, y el resto del mundo aceptó porque le fue muy bien. USA, con esas políticas, pudo imprimir todos los dólares que le dio la gana y el resto del mundo tuvo que aceptar esos dólares, pero, a cambio USA se comprometió a asumir todos los excedentes que el resto del mundo fuese generando en su proceso de crecimiento, de un crecimiento cautivo, claro. El esquema ha funcionado hasta hoy, pero ya ha dejado de hacerlo porque ese esquema lleva asociado algo que es puramente físico: es físicamente imposible que una deuda crezca indefinidamente, y también lo es que un déficit aumente, también, de forma indefinida. Si a eso se añaden manejos financieros varios y especulaciones varias -subprime o underprime, que para el caso …-, lo que tenemos es “La Tormenta Perfecta” (Wolfgang Petersen, 2000).

Esos límites físicos ya han sido traspasados, por eso el dólar está cayendo; sin embargo, aún el dólar USA continúa conservando gran parte de su caché, por eso sigue siendo un valor refugio; cuando deje de serlo, entonces sí que el tinglado se acabó y en USA dejarán de entrar los 2.000 millones de dólares que cada día precisa para financiar sus déficits y sus deudas. ¿Cuándo sucederá esto?, pues dentro de 18 o 24 meses tal y como el Secretario del Tesoro USA manifestó en referencia al plazo de tiempo que necesita, para calmarse, el follón causado por las subprime; el problema es que lo de ‘acabarse’ no será sinónimo de ‘solucionarse’; lo que acabará es el montaje en el que estamos inmersos con todas las consecuencias que ello tendrá para todas/os.

Mientras, la vida sigue, y se habla, se comenta, se discute; y, quienes lo hacen, se tomarán hoy, como cada día, el martini de las doce.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

No hay comentarios:

Publicar un comentario