viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión, 04 de Septiembre de 2007

Opinión, 04 de Septiembre de 2007

Irlanda – 2

Santiago Niño Becerra


Seguimos.

Lo de la deuda hipotecaria es otro de los temas que me he dedicado a ‘investigar’ durante los días que en Irlanda estuvimos. Es conocido que en el país se ha producido un boom de la vivienda muy similar al habido en el reino, es archiconocido que los precios de la vivienda en Dublín han alcanzado cotas hollywoodenses. Pero, ¿y en el resto de país?, ¿qué ha sucedido?.

Como ayer les dije, mi esposa y yo estuvimos centrados en el county de Clare, una zona que se encuadra en la parte centro – Oeste del país, pero también nos dedicamos a recorrer el county de Cork, y para ello utilizamos un automóvil que, a nuestra llegada, alquilamos en el aeropuerto de Dublín.

Dos cosas nos sorprendieron nada más tomar la primera carretera en cuanto dejamos el aeropuerto: la cantidad de carteles -con el logo bien visible de distintos agentes- clavados (literalmente) en las fachadas de abundantes viviendas anunciando el clásico “For Sale”, cantidad que se tornó plaga a medida que nos íbamos aproximando a nuestro destino. Posteriormente, en los múltiples desplazamientos que realizamos, constatamos que el número de viviendas a la venta es monstruoso.

La segunda cosa que nos sorprendió es el estado de las carreteras. Aceptable en las proximidades de Dublín, se iba tornando peor a medida que nos alejábamos de la capital hasta convertirse en algo patético en aquellos parajes alejados de las rutas principales. La anchura de la mayoría de las carreteras, insuficiente o muy insuficiente, pero, lo peor, el estado del asfalto. Doy por supuesto que el Estado irlandés mucho está haciendo por mejorar su red de carreteras (no quiero ni imaginar como sería antes de que se pusiera a la labor), pero la calidad de las actuales vías de comunicación de Irlanda, en general, ni remotamente se corresponde con un país que ostenta la marca de poseer el segundo PIB pc de la UE 25.

El estado de las carreteras, junto a lo que ayer les conté sobre la colecta para obtener un desfribilador cardíaco para una comunidad, me lleva a confirmar lo que ya se ha dicho: que el Estado de Irlanda gasta muy poco en su población, sobre todo por política, pero, también, porque el nivel de ingresos públicos tampoco se corresponde con el PIB pc del país.

Automóviles espectaculares, no se ven; la población no viste con diseños de París; los restaurantes de calidad no abundan; entonces, ¿dónde está ese PIB tan espectacular que Irlanda ha alcanzado?. Pues ese PIB, señoras y señores, ni es tan elevado en relación a lo que a la población llega, ni llega tanto como el guarismo que el PIB pc indica. El truco de Irlanda está en el motivo por el que ese PIB se ha generado: reduciendo impuestos y con un bajo gasto público; y concentrándose la generación de la mayoría de ese PIB en unos lugares muy concretos, la mayoría de los cuales se hallan próximos a Dublín.

De todos modos, la renta ha crecido (la de unos pocos mucho más que la de la mayoría), pero, sobre todo, ha crecido la capacidad de endeudamiento de la población, y de ese incremento sí existen manifestaciones: las casas de las familias irlandesas (no los apartamentos: las irlandesas y los irlandeses odian los apartamentos). Casas grandes o enormes, la mayoría no ostentosas, pero grandes y bien cuidadas jalonan las vías irlandesas (en Clare son multitud), unas ya construidas, otras en construcción; pero, a la vez, un enjambre de carteles pregona que, muchas de ellas, se hallan en venta. (En Limerick y en Cork, también, y, también, bastantes locales comerciales).

Mañana concluimos.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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